
Presentación
Las empresas actuales se hayan sometidas a una doble presión. De un lado, la actual crisis económica y el proceso de globalización resultante de las mejoras en las tecnologías de fabricación y comunicación han generado un mercado altamente competitivo. Los nuevos sistemas de fabricación flexible, la sustitución de las economías de escala por las economía de alcance como factor de ventaja competitiva y el acceso casi universal a una tecnología barata, entre otros factores destacados, han llevado a muchas empresas a tratar de reducir costes y ganar en competitividad a través de la disminución de los costes salariales, el downsizing o directamente a la destrucción de empleo.
Sin embargo, estas mismas empresas se encuentran con otras presiones que tienen signo bien distinto. Los vertiginosos cambios sociales y sobre todo tecnológicos van configurando empresas cada vez más flexibles donde las personas adquieren una importancia mayor como creadores de una ventaja competitiva sostenible en el tiempo. Las empresas advierten que la flexibilidad necesaria para enfrentar los cambios en este mundo convulso y dinámico solo pueden provenir de una mano de obra preparada, motivada y capaz de adaptarse al mercado e incluso anticiparse a él. En este contexto la gestión del talento, el teletrabajo, la atención a la diversidad, el diseño de puestos de trabajo flexibles y atrayentes, el desarrollo de las competencias de los empleados, el coworking o trabajo cooperativo, la conciliación familiar y profesional y la gestión de grupos multidisciplinares, entre otras, se presentan como variables importantes en la nueva arquitectura de la empresa. No se trata solamente de atraer y retener el talento, sino de incentivar y motivar a los empleados para obtener un compromiso que se traduzca en aumentos de productividad y satisfacción laborar, es decir, diseñar sistemas eficientes para las personas que les permitan alcanzar todo su potencial. La gestión de esa fuerza laboral es un tema crucial para las empresas que quieren ser exitosas a medio y largo plazo.
La ética empresarial trata, entre otras cosas, de tutelar los aspectos morales del trabajo en las organizaciones y en este sentido, puede aportar información valiosa sobre esos sistemas de gestión de personas y las nuevas prácticas de recursos humanos.
Además, desde el ámbito político y social se hace hincapié, precisamente en esta época de crisis, en la responsabilidad de las empresas y empresarios como principales agentes en la creación de empleo. En esta línea, tiene sentido destacar que en épocas de crisis la principal responsabilidad de las empresas es para con los trabajadores, bien manteniendo en la medida de lo posibles sus empleos, bien tratando de generar puestos de trabajo que beneficien directamente a la sociedad en la que se mueven.